Dentro del ámbito educativo, somos cada vez más conscientes del cambio que acontece en los roles tanto de profesorado como de alumnado.

Como docentes, la tendencia a fomentar entre nuestros alumnos y alumnas su capacidad de pensar por uno mismo cuando se trata de proyectos individuales, y tomar decisiones en equipo cuando se trata de proyectos en grupo, va en aumento.

Y es precisamente este principio, una de las bases que trabaja la educación STEAM. Seguramente hayas oído hablar de este concepto, pero ¿tienes claro en qué consiste?. 

Educación STEAM, ¿De qué estamos hablando?

La educación STEAM es un enfoque pedagógico que apunta a la resolución de problemas, desde las áreas de Ciencia, Tecnología, Ingeniería, Arte (humanidades) y Matemáticas, de una manera lúdica, transversal y progresiva.

Está basada en la indagación, que se lleva a cabo planificando experimentos, investigando hipótesis, buscando información, construyendo modelos, trabajando en equipo, discutiendo y proponiendo explicaciones coherentes.

Este modelo educativo no sólo abarca la enseñanza de los contenidos en sí, sino que también implica el desarrollo de determinadas competencias (aprender haciendo-cultura maker) y tipos de pensamientos relacionados con el desarrollo de estas disciplinas. Y es aquí donde entra en juego el Pensamiento Computacional.

Igualmente, en muchas de las iniciativas STEAM desarrolladas, también se contempla e incorpora la perspectiva de género, con el fin de impulsar las vocaciones científico-tecnológicas entre las mujeres.

Desde esta perspectiva, se nos plantea un nuevo desafío educativo para nuestro alumnado. Resulta cada vez más necesario introducir esta línea estratégica de innovación pedagógica, con el el objetivo de preparar a los alumnos y alumnas para un contexto y mercado laboral cada vez más tecnológico, mejorando las habilidades intelectuales y haciendo uso de abstracciones para resolver problemas complejos.

La apuesta estratégica en innovación pedagógica

Y lo cierto es que en consonancia con lo anterior, las líneas estratégicas internacionales en clave de transformación digital hoy vigentes, sitúan el desarrollo de  las competencias STEAM como eje de la investigación, progreso e innovación.

Entre otros referentes, cabe destacar:

En Euskadi, y otras tantas Comunidades Autónomas se aboga por continuar la misma línea de innovación, tal y como queda reflejado en la I Estrategia de Educación STEAM de 2018 y que se encuentra actualmente en pleno desarrollo y expansión. Para más información, visita http://steam.eus/https://steamgune.euskadi.eus/es/

Y es que a estas alturas, no cabe duda de que este planteamiento refuerza y estructura de mejor forma las estrategias de enseñanza y aprendizaje que se pretenden implementar en los centros educativos, además de otorgar muchos otros beneficios a nuestro alumnado, entre los que se destacan los siguientes:

  • Impulsa la confianza en su aprendizaje
  • Desarrolla competencias socioemocionales, tales como Trabajo en equipo, Empatía, Adaptación, Resolución de conflictos, Comunicación, entre otras
  • Incrementa  habilidades lingüísticas y numéricas
  • Propicia el desarrollo del Pensamiento Lógico
  • Fomenta el aprendizaje colaborativo
  • Promueve la creatividad y proactividad
  • Además de potenciar su disposición hacia el aprendizaje, dado el entorno lúdico-educativo en el que suelen desarrollarse este tipo de competencias.

¿Por dónde empezar?

En este contexto, es muy probable que ya te estés planteando la siguiente pregunta: ¿por dónde empezar en mi centro?

Gracias al acompañamiento que realizamos en muchos centros educativos en su proceso de transformación digital e innovación pedagógica, nos hemos ido empapando de las necesidades que iban surgiendo en este terreno, y llevamos tiempo manos a la obra.

Una vez más, nos hemos dado cuenta de la importancia de establecer objetivos acordes a la realidad de cada centro y de partir de un planteamiento global a corto-medio plazo, que verdaderamente permita sacar el máximo rendimiento a los esfuerzos realizados y avanzar de manera paulatina pero contundente en esta línea de innovación pedagógica que tanta proyección presenta.

Partiendo de dicha premisa,  ¿cuáles serían los pasos a dar? te los explicamos en la siguiente presentación:

 

En cualquier caso, hay un factor de éxito que nunca debemos descuidar: la implicación y vinculación de las personas participantes en el proyecto. Si quienes lo lideran y tienen que hacerlo realidad, no creen en el planteamiento formulado, podrán ejecutar lo marcado diligentemente y con profesionalidad, pero es improbable que logren incidir en las vocaciones científico-tecnológicas del alumnado y despierten en ellos el interés, inquietud y curiosidad que tan necesarias son para avanzar en esta dirección.