Afrontar la nueva etapa educativa que nos espera tras el “período vacacional” de Semana Santa requiere de una hoja de ruta de centro bien planificada y acorde con la realidad tan excepcional que estamos viviendo durante el COVID-19.

No se trata de una tarea fácil y cierto es que muchas de las incógnitas e incertidumbre que nos rodean durante estos días, no allanan precisamente el camino. Sin embargo, no es menos cierto que toda actuación que parta de un análisis, planificación y colaboración de las personas implicadas ayudará a seguir un trayecto conjunto, coherente y más ajustado al contexto que nos rodee en cada caso.

Veamos, pues, algunas posibles claves que nos pueden ayudar a elaborar nuestra hoja de ruta educativa para las próximas semanas o meses:

Aspectos de carácter organizativo:

  • El Equipo Directivo está llamado a desempeñar un papel fundamental en este proceso. Deberá situarse a la cabeza del diseño y configuración de la hoja de ruta para las próximas semanas, logrando una cohesión y coherencia entre las distintas iniciativas emprendidas hasta el momento y las planificadas a partir de ahora.
  • El escenario en el que nos encontramos exige una reconfiguración de los equipos de trabajo del centro. Debemos posibilitar espacios virtuales de trabajo colaborativo; adaptar los horarios de encuentro y trabajo conjunto; y según los casos, habrá que redefinir temporalmente las funciones a desempeñar, de manera que sea posible responder adecuadamente a las nuevas incógnitas surgidas por la pandemia del Coronavirus.
  • Es importante tener presente que en la situación actual hay un factor tecnológico fuerte, pero no es el único. Los equipos TIC están desarrollando una labor esencial, pero es necesario entablar canales de colaboración con el resto de compañeros y compañeras, para que, al menos, los principales factores que intervienen en este proceso vayan por el mejor de los cauces.
  • Es necesario que la estrategia que adoptemos sea compartida y asumida por La Comunidad Educativa. Las actuaciones que vayamos a llevar adelante requieren, más que nunca, de un compromiso e implicación común que permitan remar en la misma dirección.
  • En consecuencia, implicar también a las familias en este proceso puede contribuir a realizar una hoja de ruta más ajustada a la realidad en la que el alumnado pudiera encontrarse actualmente en sus hogares, incorporando unas y otras particularidades.
  • Es importante facilitar la formación y ayuda necesaria a las personas que así lo soliciten, para que logren desenvolverse lo mejor posible en esta situación tan excepcional. Tanto profesorado, alumnado como familias reclaman indicaciones y pautas lo más concisas posibles.

Aspectos de carácter estratégico

  • Como punto de partida, conviene realizar una reflexión sobre los aciertos y errores cometidos durante estas semanas y las posibles dificultades encontradas en el camino. Las conclusiones extraídas de dicho análisis deberían ser la base sobre la que pivotar la planificación posterior.
  • La hoja de ruta a elaborar debe contemplar supuestos e hipótesis diversas, en las que se recojan distintos tipos de decisiones, medidas y plazos que gubernamentalmente pudieran adoptarse.
  • El planteamiento debe ser lo suficientemente flexible para poder responder:
    • A las casuísticas y circunstancias particulares del profesorado y alumnado, y por extensión, las familias.
    • La evolución que pudiera experimentar el COVID-19
  • No se trata de realizar planificaciones grandilocuentes, pero sí lo suficientemente claras y precisas para que consigamos trasladar la seguridad y confianza que como centro, institución, se hace ahora tan necesaria.
  • La comunicación que realicemos del plan diseñado a todos los colectivos que conforman la Comunidad Educativa determinará en gran medida el éxito o fracaso de este nuevo reto. Debemos cuidar tanto la comunicación interna como la externa y ajustarla a los canales digitales que tengamos a nuestro alcance.
  • El foco debemos ponerlo en el hoy, pero sin perder la perspectiva del mañana. No hay que olvidar que la finalización del curso suele ser también momento de planificación del período posterior. En la medida de lo posible, debemos conseguir marcarnos objetivos y metas que mantengan una coherencia, hilo conductor con el próximo curso.

¿Qué factores debe contemplar?

Con el ánimo de enriquecer las reflexiones anteriores con pautas de carácter práctico, en la siguiente presentación, hemos tratado de recoger los aspectos que deberían aglutinar la hoja de ruta a elaborar.